El Sambo tiene sus raíces en la lucha libre rusa tradicional y el Judo japonés. Fue desarrollado por los oficiales del ejército soviético Vasili Oshchepkov y Viktor Spiridonov en los años 1920 y 1930. Oshchepkov había estudiado Judo en Japón y quería crear una forma de lucha que se adaptara mejor a las necesidades del ejército ruso.
El objetivo era crear un sistema de lucha que fuese eficaz tanto en competiciones como en el campo de batalla. El nombre "Sambo" es un acrónimo de "SAMozashchita Bez Oruzhiya" que significa "autodefensa sin armas" en ruso.
La primera competición oficial de Sambo se llevó a cabo en 1928 y pronto se convirtió en un deporte popular en la Unión Soviética. En la década de 1930, el Sambo fue adoptado como el sistema de lucha oficial del ejército soviético y se utilizó para entrenar a los soldados en técnicas de combate cuerpo a cuerpo.
Desde entonces, ha ganado popularidad en todo el mundo y se ha convertido en un deporte de competición en muchos países.
El Sambo combina técnicas de lucha libre, judo y otras artes marciales, y se caracteriza por su enfoque en el control del cuerpo y el uso de llaves y sumisiones.
Es un deporte completo que trabaja en la condición física, técnicas de lucha, y defensa personal, entre otros aspectos.
Entre las disciplinas de las artes marciales o de combate, el Sambo se destaca por su carácter integral, ya que requiere un gran conocimiento y un entrenamiento general y preciso. Es necesario conocer de cerca todos sus aspectos y cómo desarrollarlo correctamente. Por eso, es una técnica recomendada para aquellos que buscan una formación completa en las artes marciales.
Para muchos expertos del deporte, el Sambo es sorprendente por su capacidad para desarrollar habilidades físicas, mentales y técnicas a la vez, permitiendo a los practicantes mejorar su rendimiento en otras disciplinas.
La práctica del Sambo mejora la condición física general ya que combina elementos de lucha libre, judo y otros deportes de lucha. Además, también ayuda a mejorar la coordinación, el equilibrio y la flexibilidad. La práctica de Sambo puede ayudar a fortalecer los músculos y aumentar la resistencia cardiovascular, lo que es beneficioso para la salud en general.
Sambo ayuda a desarrollar la concentración, la paciencia y la perseverancia. El Sambo requiere un alto nivel de entrenamiento y una gran cantidad de conocimientos técnicos, lo que ayuda a mejorar la capacidad de aprendizaje y la memoria. Además, mejora la confianza en uno mismo y la autoestima, ya que se requiere una gran cantidad de esfuerzo y dedicación para dominar las técnicas y maniobras.
A través de la práctica regular, las personas pueden desarrollar una mayor conciencia de su cuerpo y mente, lo que les permite reaccionar de manera más efectiva en situaciones potencialmente peligrosas. La práctica del Sambo ayuda a desarrollar habilidades para controlar a un oponente y a defenderse en situaciones de riesgo mejorando la capacidad de reacción rápida y la agilidad.